El desplome socialista en unas elecciones marcadas por la baja participación y la fragmentación de la izquierda abre un ciclo de dudas estratégicas mientras la derecha avanza incompleta y Vox gana centralidad.

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El desplome socialista en unas elecciones marcadas por la baja participación y la fragmentación de la izquierda abre un ciclo de dudas estratégicas mientras la derecha avanza incompleta y Vox gana centralidad.

Si el PP presume de haber inaugurado el ciclo que conduce a la derrota del sanchismo, tendrá que admitir que o es con Vox o nunca llegará a La Moncloa. A Sánchez, con una debacle sin paliativos en Extremadura y las que se prevén en Aragón, Castilla y León y Andalucía, se le agota el tiempo de tomar medidas drásticas si pretende mantener su hoja de ruta. La izquierda del PSOE marca una nueva tendencia donde la unidad cotiza al alza Guardiola depende de un Vox crecido para gobernar en Extremadura y el PSOE se desploma Los resultados de las elecciones en Extremadura 2025, municipio a municipio Ganan, sí, los populares, con un solo escaño más que en 2023, pero sin la mayoría absoluta a la que aspiraban para gobernar en minoría y por la que convocaron estas elecciones. El PP sube, pero necesitará el apoyo de un Vox muy reforzado -sube 6 escaños- que dobla su presencia en el Parlamento. La ultraderecha sigue siendo un problema, pero también la única solución para que un Feijóo, ya echado al monte, pueda llegar a La Moncloa. Y será este el único consuelo al que pueda aferrarse el PSOE, que cae a mínimos históricos en el que fue uno de sus principales bastiones electorales, y para el que se presenta aciago y agónico el nuevo ciclo electoral.  Nunca el PSOE se lo había puesto tan fácil a la derecha. La corrupción, los casos de acoso sexual y un candidato sin carisma alguno y a punto de sentarse en el banquillo eran un plato difícil de digerir para el electorado progresista, que ha preferido o quedarse en casa o votar otras siglas. Tanto que los socialistas han retrocedido 10 escaños y bajado del umbral del 30% de los votos. ¿Y ahora qué? Ahora todo seguirá igual, de momento. Sánchez, en La Moncloa y Feijóo, en la oposición. Nada de lo que arroja esta convocatoria cambiará la actual aritmética del Parlamento nacional, donde el PP no tiene más aliado que Vox y carece de apoyos para una moción de censura. Hoy, los españoles hablarán no del Gobierno sino de la lotería nacional, de los preparativos de la cena de Navidad y de los regalos que aún les faltan por comprar. De hecho, en La Moncloa confían en que con el paréntesis vacacional se olvide la noche del 21D y en enero puedan retomar la agenda social, si bien nada hace pensar que la derecha vaya a echar el freno en su ofensiva contra Pedro Sánchez y todo su entorno mucho menos después de una derrota histórica como la de la noche de este domingo. Habrá más ruido, más furia y más polarización. Porque si lo de este domingo era un plebiscito sobre Sánchez, como sostenía Feijóo, los populares redoblarán la presión para que el presidente convoque elecciones generales con el argumento de que los españoles -aunque solo hayan votado los extremeños- han hablado con claridad y han empezado a escribir el principio del fin del sanchismo. Pero el líder del PP tampoco podrá ignorar que la alternativa pasa sí o sí por un gobierno de coalición con Abascal porque lo del Ejecutivo de concentración o la posible abstención del PSOE que circula entre los analistas no siempre bien informados para que Feijóo pueda gobernar en minoría no es más que el sueño húmedo que recorre algunos mentideros de la M-30 y que supondría la liquidación del socialismo durante lustros. El debate hace tiempo que supera partidos, propuestas o matices y solo gira en torno a una persona y a su entorno más cercano: Sánchez sí o Sánchez no. Así que desde esta misma noche Feijóo, por muy amarga que sea la victoria, se empleará aún más en ello porque Extremadura era el primero de los cuatro territorios que consecutivamente celebran elecciones hasta el primer semestre de año. Y las expectativas no son mejores para el socialismo ni en Aragón, ni en Castilla y León ni en Andalucía. Así que los comentarios de trazo grueso girarán desde este mismo lunes sobre una nueva era política y la supuesta defunción del sanchismo y pasarán por alto la necesaria dependencia que el PP tiene de la ultraderecha o la impropiedad del candidato Miguel Ángel Gallardo, cuya valoración estaba por debajo de la marca e incluso de la de Sánchez. Queda la duda de si con otro cartel electoral, los socialistas hubieran remontado el vuelo y aguantado el resultado de 2023, pero que con Gallardo el socialismo iba al matadero era un hecho indubitable. Y que este domingo no presentara su dimisión irrevocable, tras perder entorno al 45% de los votos y más de 100.000 papeletas respecto hace dos años retrata también la personalidad del gran derrotado de la noche. Extremadura no era cualquier plaza para el PSOE, ya que desde el año 1983, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones autonómicas, había sido siempre el partido más votado en todas las citas electorales, excepto en las de 2011. Una hegemonía que no siempre se tradujo en tener el poder institucional, como ocurrió tras los comicios de mayo de 2023, cuando los socialistas volvieron a ser el partido más votado, pero no lograron revalidar el gobierno de la Junta. El empate en el número de escaños entre bloques permitió un acuerdo parlamentario entre el Partido Popular y Vox que desplazó a los socialistas del poder autonómico, marcando un punto de inflexión en la política regional que ahora se consolida. Si la tendencia de Extremadura se repitiera en territorios claves para el PSOE como Andalucía, y Sánchez no adopta medidas drásticas empieza a ser una ficción que el presidente pueda mantener intacta su hoja de ruta hasta 2027, pese a que La Moncloa trate de alejar la lectura nacional de este carrusel de elecciones autonómicas. Por muy malos que hayan sido los resultados de este domingo, la legislatura seguirá, Sánchez tratará de reactivar los acuerdos con sus socios y sacar rédito, frente a Feijóo, del empuje de Vox y de la incapacidad del PP para activar el voto útil frente a su competidor de bloque. El PSOE retrocede, el PP avanza tímidamente, pero es la ultraderecha quien más gana incluso en un territorio donde su agenda incurre en flagrantes contradicciones y en el que la población joven, su principal caladero, gracias a la comunicación en redes sociales, escasea.  Tampoco es menor el resultado de UPE, que introduce un cambio de tendencia a la izquierda del PSOE con el que se demuestra que la unidad, con o sin Yolanda Díaz, cotiza al alza en las urnas y la división y los personalismos lastran, pese a que hay dudas razonables sobre si la experiencia puede repetirse a nivel nacional.

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Si el PP presume de haber inaugurado el ciclo que conduce a la derrota del sanchismo, tendrá que admitir que o es con Vox o nunca llegará a La Moncloa. A Sánchez, con una debacle sin paliativos en Extremadura y las que se prevén en Aragón, Castilla y León y Andalucía, se le agota el tiempo de tomar medidas drásticas si pretende mantener su hoja de ruta. La izquierda del PSOE marca una nueva tendencia donde la unidad cotiza al alza Guardiola depende de un Vox crecido para gobernar en Extremadura y el PSOE se desploma Los resultados de las elecciones en Extremadura 2025, municipio a municipio Ganan, sí, los populares, con un solo escaño más que en 2023, pero sin la mayoría absoluta a la que aspiraban para gobernar en minoría y por la que convocaron estas elecciones. El PP sube, pero necesitará el apoyo de un Vox muy reforzado -sube 6 escaños- que dobla su presencia en el Parlamento. La ultraderecha sigue siendo un problema, pero también la única solución para que un Feijóo, ya echado al monte, pueda llegar a La Moncloa. Y será este el único consuelo al que pueda aferrarse el PSOE, que cae a mínimos históricos en el que fue uno de sus principales bastiones electorales, y para el que se presenta aciago y agónico el nuevo ciclo electoral.  Nunca el PSOE se lo había puesto tan fácil a la derecha. La corrupción, los casos de acoso sexual y un candidato sin carisma alguno y a punto de sentarse en el banquillo eran un plato difícil de digerir para el electorado progresista, que ha preferido o quedarse en casa o votar otras siglas. Tanto que los socialistas han retrocedido 10 escaños y bajado del umbral del 30% de los votos. ¿Y ahora qué? Ahora todo seguirá igual, de momento. Sánchez, en La Moncloa y Feijóo, en la oposición. Nada de lo que arroja esta convocatoria cambiará la actual aritmética del Parlamento nacional, donde el PP no tiene más aliado que Vox y carece de apoyos para una moción de censura. Hoy, los españoles hablarán no del Gobierno sino de la lotería nacional, de los preparativos de la cena de Navidad y de los regalos que aún les faltan por comprar. De hecho, en La Moncloa confían en que con el paréntesis vacacional se olvide la noche del 21D y en enero puedan retomar la agenda social, si bien nada hace pensar que la derecha vaya a echar el freno en su ofensiva contra Pedro Sánchez y todo su entorno mucho menos después de una derrota histórica como la de la noche de este domingo. Habrá más ruido, más furia y más polarización. Porque si lo de este domingo era un plebiscito sobre Sánchez, como sostenía Feijóo, los populares redoblarán la presión para que el presidente convoque elecciones generales con el argumento de que los españoles -aunque solo hayan votado los extremeños- han hablado con claridad y han empezado a escribir el principio del fin del sanchismo. Pero el líder del PP tampoco podrá ignorar que la alternativa pasa sí o sí por un gobierno de coalición con Abascal porque lo del Ejecutivo de concentración o la posible abstención del PSOE que circula entre los analistas no siempre bien informados para que Feijóo pueda gobernar en minoría no es más que el sueño húmedo que recorre algunos mentideros de la M-30 y que supondría la liquidación del socialismo durante lustros. El debate hace tiempo que supera partidos, propuestas o matices y solo gira en torno a una persona y a su entorno más cercano: Sánchez sí o Sánchez no. Así que desde esta misma noche Feijóo, por muy amarga que sea la victoria, se empleará aún más en ello porque Extremadura era el primero de los cuatro territorios que consecutivamente celebran elecciones hasta el primer semestre de año. Y las expectativas no son mejores para el socialismo ni en Aragón, ni en Castilla y León ni en Andalucía. Así que los comentarios de trazo grueso girarán desde este mismo lunes sobre una nueva era política y la supuesta defunción del sanchismo y pasarán por alto la necesaria dependencia que el PP tiene de la ultraderecha o la impropiedad del candidato Miguel Ángel Gallardo, cuya valoración estaba por debajo de la marca e incluso de la de Sánchez. Queda la duda de si con otro cartel electoral, los socialistas hubieran remontado el vuelo y aguantado el resultado de 2023, pero que con Gallardo el socialismo iba al matadero era un hecho indubitable. Y que este domingo no presentara su dimisión irrevocable, tras perder entorno al 45% de los votos y más de 100.000 papeletas respecto hace dos años retrata también la personalidad del gran derrotado de la noche. Extremadura no era cualquier plaza para el PSOE, ya que desde el año 1983, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones autonómicas, había sido siempre el partido más votado en todas las citas electorales, excepto en las de 2011. Una hegemonía que no siempre se tradujo en tener el poder institucional, como ocurrió tras los comicios de mayo de 2023, cuando los socialistas volvieron a ser el partido más votado, pero no lograron revalidar el gobierno de la Junta. El empate en el número de escaños entre bloques permitió un acuerdo parlamentario entre el Partido Popular y Vox que desplazó a los socialistas del poder autonómico, marcando un punto de inflexión en la política regional que ahora se consolida. Si la tendencia de Extremadura se repitiera en territorios claves para el PSOE como Andalucía, y Sánchez no adopta medidas drásticas empieza a ser una ficción que el presidente pueda mantener intacta su hoja de ruta hasta 2027, pese a que La Moncloa trate de alejar la lectura nacional de este carrusel de elecciones autonómicas. Por muy malos que hayan sido los resultados de este domingo, la legislatura seguirá, Sánchez tratará de reactivar los acuerdos con sus socios y sacar rédito, frente a Feijóo, del empuje de Vox y de la incapacidad del PP para activar el voto útil frente a su competidor de bloque. El PSOE retrocede, el PP avanza tímidamente, pero es la ultraderecha quien más gana incluso en un territorio donde su agenda incurre en flagrantes contradicciones y en el que la población joven, su principal caladero, gracias a la comunicación en redes sociales, escasea.  Tampoco es menor el resultado de UPE, que introduce un cambio de tendencia a la izquierda del PSOE con el que se demuestra que la unidad, con o sin Yolanda Díaz, cotiza al alza en las urnas y la división y los personalismos lastran, pese a que hay dudas razonables sobre si la experiencia puede repetirse a nivel nacional.

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Después de adelantar las elecciones autonómicas, el PP de María Guardiola se queda muy lejos de esa mayoría absoluta que soñó. La estrategia trumpista está logrando su objetivo: que el votante progresista se quede en casa. El precio es alto: quien más crece es Vox y el PP dependerá de la extrema derecha para gobernar Los resultados de las elecciones en Extremadura 2025, municipio a municipio Minuto a minuto - Última hora sobre las elecciones en Extremadura ha ganado las elecciones extremeñas de forma abrumadora. Entre PP y Vox suman el 60% de los votos en un territorio donde la izquierda casi siempre arrasó. Nunca antes, desde que regresó la democracia, el PSOE ha sufrido en Extremadura un batacazo equivalente. No hay precedentes de un resultado así. Pese a esta victoria, el PP se queda muy lejos de la mayoría absoluta que soñó. María Guardiola convocó estas elecciones anticipadas porque quería “acabar con los bloqueos”, para no depender de Vox. No solo no lo ha logrado, sino que aumenta su dependencia de la extrema derecha, que más que duplica su representación. Todo este recorrido apenas le ha dado uno o dos escaños más (el 30 está aún en juego, por una fracción mínima). Pero el PP tiene incluso menos votos que en 2023. Si María Guardiola hubiera sabido cuál sería el resultado, ¿habría convocado elecciones anticipadas? Yo creo que no. El desplome del PSOE, en cualquier caso, es histórico. Y para entenderlo, hay que fijarse primero en otro dato: una histórica abstención. Los datos señalan que la desmovilización fue por barrios, y que la combinación de una alta abstención del votante socialista con una gran movilización del votante conservador es el factor que más explica este resultado electoral. Las líneas generales de la noche son, probablemente, un resumen de la situación general. La derecha está hipermovilizada. La izquierda, desmovilizada. Pero todo el crecimiento en el bloque conservador no se lo lleva el PP: lo gana Vox. La estrategia trumpista de la derecha está logrando su objetivo: que el votante progresista se quede en casa. El precio es alto: el PP está alimentando a Vox, que no para de crecer sin que la gran mayoría de los votantes conozca siquiera el nombre de sus candidatos. Lo que hemos visto en las elecciones extremeñas es un aperitivo de lo que probablemente vendrá en Aragón, Andalucía o Castilla y León.  En Extremadura, además, se juntó el peor momento nacional del PSOE con un pésimo candidato, Miguel Ángel Gallardo, cuyo menor problema era su injusto procesamiento por el supuesto enchufe al hermano de Pedro Sánchez. El PSOE en Extremadura siempre tuvo liderazgos muy fuertes y carismáticos: Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara. Al lado de ellos, Gallardo no llega ni a candidato a concejal.  Justo hace diez años, el 20 de diciembre de 2015, Mariano Rajoy perdió la última mayoría absoluta. Hoy el ciclo es otro, es la derecha la que sube, pero hay una constante que sigue igual: la fragmentación de la política española y la necesidad de coaliciones, que en esta nueva etapa no cambiará.  La mejor campaña en la izquierda la protagonizó Irene de Miguel, al frente de Unidas por Extremadura. La mejor campaña y la mejor legislatura, porque su capacidad de trabajo y su constancia explican muy bien cómo ha podido superar el 10% de los votos y alcanzar los siete escaños, el mejor resultado de este espacio político en Extremadura de la historia. También es el mejor ejemplo: el de la unidad. Con todo, esta coalición entre Podemos e Izquierda Unida apenas logra recoger una tercera parte de los votantes que pierde el PSOE, el gran derrotado hoy.  Hace falta algo más que una estrategia de resistencia ante la extrema derecha para frenar esta ola reaccionaria. Si es que tal cosa es posible aún.

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Después de adelantar las elecciones autonómicas, el PP de María Guardiola se queda muy lejos de esa mayoría absoluta que soñó. La estrategia trumpista está logrando su objetivo: que el votante progresista se quede en casa. El precio es alto: quien más crece es Vox y el PP dependerá de la extrema derecha para gobernar Los resultados de las elecciones en Extremadura 2025, municipio a municipio Minuto a minuto - Última hora sobre las elecciones en Extremadura ha ganado las elecciones extremeñas de forma abrumadora. Entre PP y Vox suman el 60% de los votos en un territorio donde la izquierda casi siempre arrasó. Nunca antes, desde que regresó la democracia, el PSOE ha sufrido en Extremadura un batacazo equivalente. No hay precedentes de un resultado así. Pese a esta victoria, el PP se queda muy lejos de la mayoría absoluta que soñó. María Guardiola convocó estas elecciones anticipadas porque quería “acabar con los bloqueos”, para no depender de Vox. No solo no lo ha logrado, sino que aumenta su dependencia de la extrema derecha, que más que duplica su representación. Todo este recorrido apenas le ha dado uno o dos escaños más (el 30 está aún en juego, por una fracción mínima). Pero el PP tiene incluso menos votos que en 2023. Si María Guardiola hubiera sabido cuál sería el resultado, ¿habría convocado elecciones anticipadas? Yo creo que no. El desplome del PSOE, en cualquier caso, es histórico. Y para entenderlo, hay que fijarse primero en otro dato: una histórica abstención. Los datos señalan que la desmovilización fue por barrios, y que la combinación de una alta abstención del votante socialista con una gran movilización del votante conservador es el factor que más explica este resultado electoral. Las líneas generales de la noche son, probablemente, un resumen de la situación general. La derecha está hipermovilizada. La izquierda, desmovilizada. Pero todo el crecimiento en el bloque conservador no se lo lleva el PP: lo gana Vox. La estrategia trumpista de la derecha está logrando su objetivo: que el votante progresista se quede en casa. El precio es alto: el PP está alimentando a Vox, que no para de crecer sin que la gran mayoría de los votantes conozca siquiera el nombre de sus candidatos. Lo que hemos visto en las elecciones extremeñas es un aperitivo de lo que probablemente vendrá en Aragón, Andalucía o Castilla y León.  En Extremadura, además, se juntó el peor momento nacional del PSOE con un pésimo candidato, Miguel Ángel Gallardo, cuyo menor problema era su injusto procesamiento por el supuesto enchufe al hermano de Pedro Sánchez. El PSOE en Extremadura siempre tuvo liderazgos muy fuertes y carismáticos: Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara. Al lado de ellos, Gallardo no llega ni a candidato a concejal.  Justo hace diez años, el 20 de diciembre de 2015, Mariano Rajoy perdió la última mayoría absoluta. Hoy el ciclo es otro, es la derecha la que sube, pero hay una constante que sigue igual: la fragmentación de la política española y la necesidad de coaliciones, que en esta nueva etapa no cambiará.  La mejor campaña en la izquierda la protagonizó Irene de Miguel, al frente de Unidas por Extremadura. La mejor campaña y la mejor legislatura, porque su capacidad de trabajo y su constancia explican muy bien cómo ha podido superar el 10% de los votos y alcanzar los siete escaños, el mejor resultado de este espacio político en Extremadura de la historia. También es el mejor ejemplo: el de la unidad. Con todo, esta coalición entre Podemos e Izquierda Unida apenas logra recoger una tercera parte de los votantes que pierde el PSOE, el gran derrotado hoy.  Hace falta algo más que una estrategia de resistencia ante la extrema derecha para frenar esta ola reaccionaria. Si es que tal cosa es posible aún.

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美國官員周日(12月21日)向路透社表示,美國海岸警衛隊正在委內瑞拉附近的國際水域追蹤一艘油輪。若行動成功,這將是不到兩周內的第三次相關行動。美方稱,被追蹤的油輪涉嫌協助委內瑞拉規避制裁,屬於受制裁的“影子船隊”。

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美國官員周日(12月21日)向路透社表示,美國海岸警衛隊正在委內瑞拉附近的國際水域追蹤一艘油輪。若行動成功,這將是不到兩周內的第三次相關行動。美方稱,被追蹤的油輪涉嫌協助委內瑞拉規避制裁,屬於受制裁的“影子船隊”。

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美国官员周日(12月21日)向路透社表示,美国海岸警卫队正在委内瑞拉附近的国际水域追踪一艘油轮。若行动成功,这将是不到两周内的第三次相关行动。美方称,被追踪的油轮涉嫌协助委内瑞拉规避制裁,属于受制裁的“影子船队”。

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美国官员周日(12月21日)向路透社表示,美国海岸警卫队正在委内瑞拉附近的国际水域追踪一艘油轮。若行动成功,这将是不到两周内的第三次相关行动。美方称,被追踪的油轮涉嫌协助委内瑞拉规避制裁,属于受制裁的“影子船队”。

Очільник Департаменту поліції безпеки Естонії Марго Паллонсон заявив, що вибух був навмисним

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尼日利亞總統府發言人周日(12月21日)宣布,11月21日在該國中北部一所天主教寄宿學校遭武裝分子綁架的130名學生已全部獲釋。

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尼日利亞總統府發言人周日(12月21日)宣布,11月21日在該國中北部一所天主教寄宿學校遭武裝分子綁架的130名學生已全部獲釋。

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尼日利亚总统府发言人周日(12月21日)宣布,11月21日在该国中北部一所天主教寄宿学校遭武装分子绑架的130名学生已全部获释。

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尼日利亚总统府发言人周日(12月21日)宣布,11月21日在该国中北部一所天主教寄宿学校遭武装分子绑架的130名学生已全部获释。

(The Center Square) – With Christmas approaching, the coming week will be light on fresh economic data. That does not mean markets – or policymakers – are flying blind. Last week’s inflation and labor market reports, while noisy, still offer important clues about where the economy stands as the year comes to a close. The picture that emerges is uncomfortable: inflation is likely to remain sticky even as the labor market shows clear signs of strain. That combination leaves the Federal Reserve increasingly stuck in the middle. Start with inflation. The latest consumer price index (CPI) report appeared to show renewed progress, with headline inflation easing on a month-to-month basis. But that improvement deserves scrutiny. Part of the apparent disinflation reflects a downward bias introduced by the Bureau of Labor Statistics’ carry-forward methodology, which assumes unchanged prices when data collection is delayed or missing. When inflation is rising at the margin, that assumption mechanically understates price growth — and the longer it persists, the larger the distortion becomes. Beneath the surface, inflation pressures remain uneven. Goods prices are no longer falling consistently, with energy prices and new and used vehicle prices moving higher in the latest report. Those increases were partially offset by easing shelter inflation, which continues to decelerate as market rents feed into official housing costs with a lag. Housing disinflation should continue to help in the months ahead, but it is unlikely to fully offset renewed pressure in goods prices. The result is inflation that is cooling, but still sticky, and not yet convincingly on a path back to 2%. The labor market tells a similar story – noisy, but increasingly fragile, with job gains more likely to be revised downward than upward. The most recent employment report showed payroll employment rising by 64,000, alongside an increase in the civilian labor force and a higher unemployment rate. On the surface, that looks acceptable: more jobs and more people either working or actively looking for work. A closer look, however, suggests the labor market is late-cycle. Job gains remain positive, but they are becoming less evenly distributed. Several cyclical sectors – including manufacturing and parts of transportation and retail – are flat or shedding jobs, while gains are concentrated in a narrower set of industries. That pattern has appeared repeatedly in past expansions as growth slows. The divergence between the two major labor market surveys reinforces that signal. Payroll employment comes from the establishment survey and counts jobs. The unemployment rate comes from the household survey and tracks people. The household survey is noisier month to month, but historically it has often detected turning points earlier – especially when unemployment begins to rise even as payroll growth remains positive. That dynamic is now in place. The unemployment rate has climbed to 4.6%, its highest level in five years. At the same time, job openings have fallen below the number of unemployed workers – a configuration that becomes far more common late in the business cycle and in the 12 to 18 months preceding recessions. In prior cycles, similar conditions were followed by further slowing in payroll growth and downward revisions to earlier job gains. Wage growth adds another piece to the picture. Average hourly earnings are rising at roughly 3.5% year over year, the slowest pace in four years and broadly back to pre-pandemic norms. That is welcome news for inflation, but it also signals diminishing labor market tightness. Policymakers and markets appear to be taking these signals in stride. Following last week’s data, futures markets assign roughly a 22% probability to a rate cut at the Federal Open Market Committee’s January meeting, slightly lower than before the CPI and jobs reports were released. That cautious pricing aligns with the Fed’s own assessment that job gains have slowed, unemployment has edged higher, and inflation remains somewhat elevated, even as downside risks to employment have increased. With little new data ahead, the focus now shifts from headline volatility to underlying trends. Those trends point to sticky inflation alongside a labor market that continues to loosen, making it difficult for the Fed to justify immediate action in either direction.

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The Center Square
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(The Center Square) – With Christmas approaching, the coming week will be light on fresh economic data. That does not mean markets – or policymakers – are flying blind. Last week’s inflation and labor market reports, while noisy, still offer important clues about where the economy stands as the year comes to a close. The picture that emerges is uncomfortable: inflation is likely to remain sticky even as the labor market shows clear signs of strain. That combination leaves the Federal Reserve increasingly stuck in the middle. Start with inflation. The latest consumer price index (CPI) report appeared to show renewed progress, with headline inflation easing on a month-to-month basis. But that improvement deserves scrutiny. Part of the apparent disinflation reflects a downward bias introduced by the Bureau of Labor Statistics’ carry-forward methodology, which assumes unchanged prices when data collection is delayed or missing. When inflation is rising at the margin, that assumption mechanically understates price growth — and the longer it persists, the larger the distortion becomes. Beneath the surface, inflation pressures remain uneven. Goods prices are no longer falling consistently, with energy prices and new and used vehicle prices moving higher in the latest report. Those increases were partially offset by easing shelter inflation, which continues to decelerate as market rents feed into official housing costs with a lag. Housing disinflation should continue to help in the months ahead, but it is unlikely to fully offset renewed pressure in goods prices. The result is inflation that is cooling, but still sticky, and not yet convincingly on a path back to 2%. The labor market tells a similar story – noisy, but increasingly fragile, with job gains more likely to be revised downward than upward. The most recent employment report showed payroll employment rising by 64,000, alongside an increase in the civilian labor force and a higher unemployment rate. On the surface, that looks acceptable: more jobs and more people either working or actively looking for work. A closer look, however, suggests the labor market is late-cycle. Job gains remain positive, but they are becoming less evenly distributed. Several cyclical sectors – including manufacturing and parts of transportation and retail – are flat or shedding jobs, while gains are concentrated in a narrower set of industries. That pattern has appeared repeatedly in past expansions as growth slows. The divergence between the two major labor market surveys reinforces that signal. Payroll employment comes from the establishment survey and counts jobs. The unemployment rate comes from the household survey and tracks people. The household survey is noisier month to month, but historically it has often detected turning points earlier – especially when unemployment begins to rise even as payroll growth remains positive. That dynamic is now in place. The unemployment rate has climbed to 4.6%, its highest level in five years. At the same time, job openings have fallen below the number of unemployed workers – a configuration that becomes far more common late in the business cycle and in the 12 to 18 months preceding recessions. In prior cycles, similar conditions were followed by further slowing in payroll growth and downward revisions to earlier job gains. Wage growth adds another piece to the picture. Average hourly earnings are rising at roughly 3.5% year over year, the slowest pace in four years and broadly back to pre-pandemic norms. That is welcome news for inflation, but it also signals diminishing labor market tightness. Policymakers and markets appear to be taking these signals in stride. Following last week’s data, futures markets assign roughly a 22% probability to a rate cut at the Federal Open Market Committee’s January meeting, slightly lower than before the CPI and jobs reports were released. That cautious pricing aligns with the Fed’s own assessment that job gains have slowed, unemployment has edged higher, and inflation remains somewhat elevated, even as downside risks to employment have increased. With little new data ahead, the focus now shifts from headline volatility to underlying trends. Those trends point to sticky inflation alongside a labor market that continues to loosen, making it difficult for the Fed to justify immediate action in either direction.

У ноч на 21 сьнежня ня стала беларускага журналіста, аўтара youtube-каналаў «Жыцьцё-малiна» і «Загляне сонца» Мікіты Мелказёрава. Яму было 37 гадоў. Свабода сабрала рэакцыі вядомых беларусаў на гэтую трагічную падзею.

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У ноч на 21 сьнежня ня стала беларускага журналіста, аўтара youtube-каналаў «Жыцьцё-малiна» і «Загляне сонца» Мікіты Мелказёрава. Яму было 37 гадоў. Свабода сабрала рэакцыі вядомых беларусаў на гэтую трагічную падзею.

中國計畫在倫敦興建新的駐英使館,其總建築面積預計將超過美國駐英使館,成為歐洲規模最大的外國使館之一。除新使館擴建案外,中國在英國不斷擴大的外交存在,也正引發英方輿論和政界關注。英國政府預計最遲於明年1月20日前,就是否批准中國新使館建案作出決定。

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中國計畫在倫敦興建新的駐英使館,其總建築面積預計將超過美國駐英使館,成為歐洲規模最大的外國使館之一。除新使館擴建案外,中國在英國不斷擴大的外交存在,也正引發英方輿論和政界關注。英國政府預計最遲於明年1月20日前,就是否批准中國新使館建案作出決定。

中国计划在伦敦兴建新的驻英使馆,其总建筑面积预计将超过美国驻英使馆,成为欧洲规模最大的外国使馆之一。除新使馆扩建案外,中国在英国不断扩大的外交存在,也正引发英方舆论和政界关注。英国政府预计最迟于明年1月20日前,就是否批准中国新使馆建案作出决定。

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中国计划在伦敦兴建新的驻英使馆,其总建筑面积预计将超过美国驻英使馆,成为欧洲规模最大的外国使馆之一。除新使馆扩建案外,中国在英国不断扩大的外交存在,也正引发英方舆论和政界关注。英国政府预计最迟于明年1月20日前,就是否批准中国新使馆建案作出决定。

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英國首相斯塔默周日(12月21日)與美國總統特朗普通電話,討論推動結束烏克蘭戰爭、實現“公正且持久和平”的外交努力。

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英國首相斯塔默周日(12月21日)與美國總統特朗普通電話,討論推動結束烏克蘭戰爭、實現“公正且持久和平”的外交努力。

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英国首相斯塔默周日(12月21日)与美国总统特朗普通电话,讨论推动结束乌克兰战争、实现“公正且持久和平”的外交努力。

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英国首相斯塔默周日(12月21日)与美国总统特朗普通电话,讨论推动结束乌克兰战争、实现“公正且持久和平”的外交努力。

邁阿密俄烏停火磋商取得階段性進展。美國和烏克蘭代表團21日表示,在佛羅里達州邁阿密舉行的新一輪磋商“富有成效且具建設性”。烏克蘭總統澤連斯基同日稱,烏美雙方就安全保障及戰後重建文件進行了深入討論,並逐條審議相關條款。此次會談有歐洲盟友參與,旨在推動結束俄烏戰爭。

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邁阿密俄烏停火磋商取得階段性進展。美國和烏克蘭代表團21日表示,在佛羅里達州邁阿密舉行的新一輪磋商“富有成效且具建設性”。烏克蘭總統澤連斯基同日稱,烏美雙方就安全保障及戰後重建文件進行了深入討論,並逐條審議相關條款。此次會談有歐洲盟友參與,旨在推動結束俄烏戰爭。

迈阿密俄乌停火磋商取得阶段性进展。美国和乌克兰代表团21日表示,在佛罗里达州迈阿密举行的新一轮磋商“富有成效且具建设性”。乌克兰总统泽连斯基同日称,乌美双方就安全保障及战后重建文件进行了深入讨论,并逐条审议相关条款。此次会谈有欧洲盟友参与,旨在推动结束俄乌战争。

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迈阿密俄乌停火磋商取得阶段性进展。美国和乌克兰代表团21日表示,在佛罗里达州迈阿密举行的新一轮磋商“富有成效且具建设性”。乌克兰总统泽连斯基同日称,乌美双方就安全保障及战后重建文件进行了深入讨论,并逐条审议相关条款。此次会谈有欧洲盟友参与,旨在推动结束俄乌战争。

La victoria insuficiente de los populares tras una convocatoria excesivamente audaz y los errores estratégicos de los socialistas convierten las autonómicas extremeñas en un ensayo general de la dependencia de la ultraderecha.

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CC BY-SA🅭🅯🄎

La victoria insuficiente de los populares tras una convocatoria excesivamente audaz y los errores estratégicos de los socialistas convierten las autonómicas extremeñas en un ensayo general de la dependencia de la ultraderecha.

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柬埔寨内政部周日宣布,该国与泰国持续两周的边境冲突,导致至少50万人流离失所。

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柬埔寨内政部周日宣布,该国与泰国持续两周的边境冲突,导致至少50万人流离失所。

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柬埔寨內政部周日宣布,該國與泰國持續兩周的邊境衝突,導致至少50萬人流離失所。

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柬埔寨內政部周日宣布,該國與泰國持續兩周的邊境衝突,導致至少50萬人流離失所。