Situación muy delicada - El Ministerio de Medio Ambiente ha confirmado más de una decena de muertes y un centenar de heridos desde la primavera, datos que evidencian la gravedad del problema y justifican la movilización de recursos a gran escala
Miles de arañas tejen una ciudad en la oscuridad de una cueva tóxica que huele a huevos podridos y conviven en paz
encuentros entre personas y osos exige protocolos claros que reduzcan el riesgo de ataques. Las medidas preventivas resultan decisivas cuando los animales se aproximan a zonas habitadas, y conocer cómo actuar puede evitar lesiones graves. Mantener la calma, alejarse sin correr y emitir ruidos fuertes forman parte de las prácticas que permiten salir ileso. Estas recomendaciones, aplicadas de forma coherente, han impulsado campañas de educación ciudadana en Japón y han dado paso a instrucciones concretas para las poblaciones afectadas.
Las escuelas del norte aplican medidas urgentes tras varios incidentes
Los colegios y las áreas residenciales situadas en regiones del norte han recibido directrices precisas ante la posibilidad de presencia de osos cerca de los edificios. En Yamagata y en Iwate, varios centros suspendieron clases y actividades cuando se registraron incursiones de animales en recintos escolares. En Nanyo, un oso embistió la puerta de una escuela primaria, mientras que en la capital de la prefectura otro ejemplar apareció en un pabellón deportivo cubierto. En la universidad de Morioka, dos avistamientos consecutivos motivaron la cancelación de las lecciones previstas, lo que llevó a reforzar la vigilancia en los accesos.
La respuesta institucional se amplió con la intervención de las Fuerzas de Autodefensa japonesas, que colaboran con cazadores y policías en la captura y seguimiento de los animales. La decisión se adoptó tras los ataques mortales ocurridos en Hokkaido y la región de Tohoku, donde se han registrado víctimas y heridos desde la primavera. Las autoridades calificaron esta actuación como una medida de emergencia para contener los desplazamientos de los osos hacia pueblos y ciudades.
El Ministerio de Medio Ambiente informó que al menos 12 personas han muerto y más de 100 han resultado heridas en distintos puntos del norte del país desde abril de 2025, según datos recogidos por AP News. Las cifras ilustran la gravedad de la situación y explican la magnitud de la movilización oficial.
La falta de alimento en los bosques empuja a los osos hacia zonas urbanas
La escasez de bellotas y hayucos, principales alimentos del oso negro asiático, ha impulsado su avance hacia entornos urbanos. Las malas cosechas de estos frutos en los bosques de Akita, Iwate y Hokkaido han reducido sus recursos naturales, y los animales se aventuran cada vez más cerca de escuelas, parques y zonas residenciales en busca de comida. Esa circunstancia ha obligado a redefinir la relación entre el medio natural y las áreas humanizadas.
Los ministerios de Educación y de Medio Ambiente elaboraron una instrucción nacional destinada a todas las juntas educativas del país con el fin de proteger a los alumnos en sus trayectos. El documento aconseja revisar los itinerarios escolares, ajustar los horarios y aplicar protocolos de emergencia específicos para cada región. Entre las medidas figuran la recogida de estudiantes por parte de los padres, la suspensión temporal de clases o el paso a enseñanza en línea si existe riesgo alto.
Las recomendaciones incluyen también acciones individuales de seguridad. Los niños deben llevar botellas de plástico vacías para arrugarlas y generar ruido que ahuyente a los osos, así como evitar portar alimentos durante los desplazamientos. En las mochilas, los responsables escolares sugieren colgar campanas para advertir de su presencia con sonido. Las autoridades insisten en mantener la basura sellada y reducir los desplazamientos por zonas boscosas en horas de poca luz.
La alarma se extiende a todo el país y ha llevado a aplicar soluciones tecnológicas. El Gobierno japonés ha comenzado a utilizar un sistema basado en inteligencia artificial capaz de anticipar posibles encuentros mediante el análisis de datos de cámaras y patrones de movimiento. El objetivo consiste en avisar a los vecinos con antelación suficiente para prevenir accidentes.
El conjunto de medidas adoptadas, desde la vigilancia militar hasta los protocolos escolares, refleja un intento de mantener la convivencia segura con la fauna salvaje. Las instituciones pretenden estabilizar una situación que preocupa a las comunidades rurales y a las autoridades locales, cada vez más implicadas en la gestión directa de estos riesgos.